Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 16 de abril de 2017

Palabras acorraladas y argot moribundos.

  
Los romanos, incluidos los de Hispania, ya poseían dos formas de “hablar”: el latín culto, que empleaban los escritores romanos, y el latín vulgar, de uso cotidiano. Por ello, según Menéndez Pidal, "en los casos en que un mismo tipo latino produjo una voz en boca del pueblo y otra en los escritos de los eruditos, la voz popular tiene una significación más concreta y material, mientras la culta la tiene más general y elevada".


Y esa dicción popular devino en dialectos regionales, incluido el Castellano que el rey Alfonso X el Sabio empleó como su lengua en el siglo XIII. A partir de entonces, nuestro idioma ha ido enriqueciéndose con la obra literaria de nuestros mejores escritores (creando cultismos que se vulgarizaban), y con la cultura popular.

Hagamos un recorrido, a vista de pájaro, sobre las formas de hablar, de nombrar, de nuestras Merindades y contornos porque, necio es negarlo, las palabras no suelen estar sujetas a los siempre cambiantes límites políticos que crea el ser humano.

Las palabras que empleamos, para que naveguen por las estructuras gramaticales, tienen diversas procedencias y el paso del tiempo sustituye las arcaicas por otras novedosas o que se ajustan mejor al concepto a explicar. De nuestras bocas salen voces de origen prerromano, latino, vasco (en parte prerromana y latina), árabe y mozárabe, francés, inglés, alemán… e incluso japonés, chino o sudafricano (¡esa vuvuzela!). Claro que muchas de esas llegadas exóticas son fruto del mundo intercomunicado de hoy. De hoy que no de siempre.

Si descontamos los efectos de la “aldea global”, la existencia de palabras autóctonas referidas a todos los ámbitos sociales ofrece datos sobre nuestro pasado cultural e histórico. Vocablos que se asemejarían a los empleados por los residentes altomedievales de Castilla Vieja y entorno. Palabras -máquinas del tiempo- que nos trasladan allá aunque no tengamos certeza de dónde está ese lugar. Los lingüistas suelen chocar con arcaísmos latinos, la mayoría, algunos árabe o mozárabes y, también, eusquéricos, no lo olvidemos. Anotar que hay aportaciones del euskera contemporáneo -fruto de la movilidad humana y comercial- y de la emigración de vascoparlantes hacia Las Merindades y el resto de Castilla hasta el inicio del siglo XX.


No solo los idiomas citados influyeron en el castellano. Si nos fijamos en el límite occidental de Las Merindades tenemos la comarca de Alto Campoo que está situada en el alto Ebro. Quedando así separada del resto de Cantabria por la Cordillera Cantábrica. Este es un territorio donde predomina la influencia del castellano antiguo y cuya habla nos ha influido.

Los posos del mozárabe llegan remontando el Ebro y entre estos “fósiles” lingüísticos hallamos:

Ababol: amapola presente en todo el valle del Ebro, Cantabria y hasta Zamora. Del mozárabe habapaura, alteración del lat. papavere ‘amapola’ por influjo del árabe “habba” grano de cereal o semilla de verdura. No resulta sorprendente porque es el mismo proceso que con el spanglish.

Albérchigo ’albaricoque’: Recorre toda La Rioja y Navarra, gran parte de Castilla la Vieja, León, Extremadura, Canarias y Vascongadas. Término surgido del mozárabe. al-bérchigo ‘variedad de melocotón’, derivado del lat. persicu ‘melocotón’, y éste a su vez de malum persicum ‘fruta de Persia’.

Cagarruta ‘excremento de las cabras y de las ovejas’: es un regionalismo riojano, burgalés, navarro y aragonés, aunque es probable que también exista en otros espacios peninsulares. Interesante en extremo es la presencia del sufijo –“uta” aportado en esta voz, dados los escasos ejemplos que nos restan en la lengua (canuto, langaruto, viruta, zacuto).


Limacha: ‘babosa’ del latín “limace”, con cambio de terminación por influjo del género del vocablo. También nos ha llegado como Limaco al pasar por el tamiz del euskera.

Valgan estas como ejemplos de palabras de la población mozárabe, muchas procedentes del latín, y que han podido ser empleadas por quienes nos antecedieron en estas tierras. Elías Rubio Marcos, entre otras pesquisas, recogió en sus paseos vocablos casi perdidos de distintos lugares de Burgos –y, por tanto, de Las Merindades-, como el diccionario realizado en la comarca y municipio de Cuatro Ríos Pasiegos, los pasiegos burgaleses aledaños a Espinosa de los Monteros, sitos en los valles de Lunada, Rioseco, Trueba y La Sía.

Registró una serie de palabras de diverso origen sin ánimo de determinar su etimología y más como recuento etnográfico que como trabajo de investigación. De dicho trabajo destaco unas cuantas:

ACORRAR: Formar corro (“las vacas se acorran cuando sienten al lobo”).
AGORMELLAR: Apolillarse la madera.
ANGARILLAS: Armazón de madera utilizado para sacar y transportar el estiércol de las cuadras.
ALPACAS : Pacas. Fardos de hierba.
APERRAR: Ordenar al perro para que haga una acción.
APIDRIAR: Granizar, apedrear.
APLOCLAMAR: Proclamar.
APRADAR: Transformar en prado una superficie de monte bajo.

Pasiego (José Luis San Román)

ÁRGOMA: Tojo.
ARRUYU: Arroyo.
ATROPAR: Reunir en montones las hojas caídas de los árboles.
BARAJONES: Raquetas de madera para caminar sobre la nieve.
BORCIL: Cortín. Pequeña construcción, de piedra o de madera.
BRANIZAS: Prados y cabañas de altura. Antiguamente, beranizas.
BRENA: Hierba salida en un prado tras segarlo.
BUQUERA: Trampilla que comunica el payu con la cuadra y por la cual se echa la hierba que ha de distribuirse al ganado.
CABARRAS: Garrapatas.
CÁNTARA: Recipiente de barro utilizado para natar la leche.
CELINGAR: Cimbrear un árbol.
CORDUVÍA: Tábano
CHURRAR: Orinar
DALLO: Dalle.
DESBERRAR: Mugir las vacas.
EMBASURAR: Abonar los prados con estiércol.
EMBRAZALAO: Llevar a la espalda algún bulto sujeto con brazales.
EMPALLAR: Distribuir la hierba en el payu y apelmazarla.
ESPUNDIAS: Especie de verrugas alrededor de las mamas de las vacas.
GARMACHÓN: Peña. Machorra grande.
GATO: Padrastro de las uñas.
GUAREÑA: Diaclasa.
HACINA: Montón de hierba.
LASTRA: Cada una de las losetas que cubren un tejado.
LUMIACO: Limaco. Babosa.
MACHORRA: Peña que sobresale en el terreno de manera aislada.
MORRILLO: Piedra.

Valles Pasiegos de Cantabria

PALU: Palo. Garrote. El tradicional palu pasiego fue utilizado para salvar accidentes del terreno (saltos sobre arroyos, etc.) y también como arma para defensa personal.
PAYU: Piso superior de la casa-cabaña. Por lo general, en el payu se encuentran juntos el espacio habitable del pasiego y el henil.
RESOL: Mariquita.
RESQUILAR: Trepar a los árboles.
SAGALLINO: Sistema para recoger la hierba o el rozo segado, que consiste en envolver dichos vegetales en un sábano, anudando juntos sus cuatro extremos. El transporte del sagallino puede hacerse bien a la espalda de una persona o bien a lomos de una caballería.
TRAPA: Especie de cajón que sirve para transportar el estiércol. Se arrastra con una caballería.
TOCHU: Tonto.
VELORTA: Vara delgada, generalmente de avellano, que sirve para ayudar a transportar la hierba.
ZAPITA: Jarra de chapa o madera para contener leche. Se utilizaba cuando se ordeñaba a mano.

Pero esta colección de palabras perdidas, deformadas o dialectales no es la única colección de términos recogida por don Elías. Un anciano de Brizuela le ofreció, en 1998, una serie de palabras que empleaban los canteros de la zona en la que se cruzaban vocablos de raíz gallega y eusquérica, voces con sílabas cambiadas… que pudieron emplearse por los canteros itinerantes o que procedían de recuerdos deformados del entrevistado.

Lo presento como homenaje al periodista, al informante y a aquel mundo rural y cerrado que difícilmente participaba de las grandes corrientes de la comunicación. No como ahora.


AGUA: ureta. En eusquera “agua” es “Ura”.
ALMORZAR: azormar. ("proro a azormar" = voy a almorzar)
BEBER: trovar.
BUEY: urnio,
BURRO: astrabu. (¿”Asto” y “burro”?)
CAMA: saule,
CAMINAR: andariguear
CAMINO: Landosu.
CAMISA: saldiana.
CANTERÍA: erguinería.
CANTERO: erguina
CARNE: araguia (Euskera: “Haragia”)
CARPINTERO: calcoza
CARTA: papelosa
CARTERO: papelosiego
CASADO: escanduciao
CERDO: urriaco
CLARO: aroclá ("en chapurreao")
COMER: gandir
CORAZÓN: zocarón
CUADRA: zancarria
SACERDOTE: badía
DIOS: quicoba
DORMIR: sauliar
ESCALERA: escaleruz
ESPOSA: sunía ("es la mujer")
FRIO: llofre
FUENTE: uretiona
GRANDE: amenciau
GUARDIA: estornijo
HABLAR: gallear
HERRERO: samaca
JORNAL: dornil
JUGAR: estaruguear
LARGO: argulá (en Euskera: Argala)
LAVADERO: uretión
LECHE: alambriz
LETRAS: lepras
LLORAR: uretear
MADRE: aldrame
MAESTRO: tresmo
MARTILLO: escoriatu
MATAR: apurrar
MESA: sema
METRO: tremo.
MORCILLA: minchula
MUERTO: apurrao
NO: cio
ORINAR: uretiar
PADRE: aldrape
PAN: guitu (¿del vasco Ogia?)
PATATA: guarnacha.
PEQUEÑO: cipurquín
PERRO: chacurra (evidentemente: Txakurra)
PESETA: peluda
POCO: chiqui
RÍO: uretión
ROBAR: latrear
SI: bai
SOL: usquia (del vasco “Eguzkia”). También podía ser “calor”.
SUELO: sipiu
TABERNA: bayuca
TETAS: margaritiegas
TIO: liotí
TOCINO: urdalla (en Euskera: Urdai)
VACA: urnia
VIEJO: jabardu


Esta es una selección de las palabras recogidas por Elías. Su interlocutor le confesó que empleaban este argot para confundir a la gente y, personalmente, me parece que algunas de las recogidas por el periodista procedían de la imaginación del entrevistado, más que de sus recuerdos.


Bibliografía:

“Presencia de mozarabismos en el castellano hablado hoy en La Rioja” por José María Pastor Blanco.
“Vocabulario pasiego en el municipio burgalés de Cuatro Ríos Pasiegos” por Elías Rubio Marcos
Homogeneidad del léxico agrícola en la merindad de Campoo según el atlas lingüístico y etnográfico de Cantabria” por José Manuel Ruíz Núñez.
“Jerga de los canteros en el pueblo de Munilla (de Hoz de Arreba)” por Elías Rubio Marcos.

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