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lunes, 27 de julio de 2015

Santa María de Mijangos.

Reino Visigodo

Saltaremos en el tiempo hasta el reino Visigodo para conocer una iglesia desaparecida que, contradictoriamente, sabemos dónde está. Un reino heredero, para bien o para mal, de parte del Imperio romano de Occidente, que guerreó para dominar Hispania y al poco de conseguirlo fue anegado por la marea ismaelita. Todo entre los años 456 y el 711.

Santa María de Mijangos en la actualidad

Evidentemente en esos años hubo más que guerras, y entre esos otros mundos estaba la construcción (civil, militar o religiosa) cuyos supervivientes nos han llegado en diverso estado y, lógicamente, en zonas rurales, depauperadas y apartadas.

Recreación de Santa María de Mijangos

Los especialistas determinan varios periodos en el arte visigodo:

  • Siglo V: Conquista. Los nuevos amos de origen nómada adoptarán las mismas estructuras administrativas, religiosas, sociales y artísticas del bajo imperio. Mantienen el estilo paleocristiano, heredero directo del romano, que existía desde el siglo III (ej. el mausoleo de Centcelles y La Alberca). De todas formas, del arte paleocristiano queda poco y su importancia es mayor por influir en monumentos posteriores.
  • Siglo VI-VII: Es el momento del reino visigodo de Toledo. En La Montaña y Castilla Vétula los nuevos señores aceleran la transformación del sistema hacia formas prefeudales. Llegan los estilos Bizantino y norteafricano que por efecto de conquista y de migraciones influyen, junto a la raíz germana, en el estilo local. Identificaríamos estas iglesias, generalmente de planta basilical, por la existencia de dos ábsides contrapuestos. Y por ello, las puertas de entrada a la basílica están situadas en los costados, en los que habitualmente había pórticos adosados que, a veces, se utilizaban para enterramientos y que tenían el baptisterio en un compartimento exterior a la basílica. Desgraciadamente la construcción en el siglo VI fue muy pobre, a base de mampostería y ladrillo y así sólo han quedado trazas de las plantas. Por los restos encontrados se puede ver que la decoración, mediante capiteles imitando el estilo corintio y canceles y placas decoradas, con dibujos geométricos tallados siempre a dos planos, era rica pero sencilla. 
  • Siglo VII: Mediados. Católicos. Se ha perdido todo lo que se construyó en las grandes urbes visigodas. Sustituyen la mampostería por sillares pequeños muy bien labrados colocados en hiladas horizontales evitando las juntas seguidas verticalmente y utilizando grapas de madera entre los sillares. Las ventanas suelen ser estrechas y con gran derrame.



Y, luego, la invasión musulmana. ¿Cómo afectó a esta comarca? No lo sabemos. ¿Quedó asolada por las tropas agarenas? ¿Por la retirada a las montañas de los cristianos? ¿Abandonaron los monjes el "locus" de Mijangos por miedo a los moros y sus razias? Recordemos la del año 865 contada por Ibn Adhari que llegó a Mijangos. Añadamos que, aparte de robar grano y personas, destruían las iglesias. ¿Serían prevenidos aquellos religiosos y lograrían escapar? ¿Volverían cuando se inició la Reconquista? ¿Nunca se fueron?


En cuanto a la forma, la de Santa María de Mijangos muestra características de las iglesias de este periodo, en donde se pueden distinguir dos grupos:

  • Iglesias de transición: las que pertenecen a una etapa de búsqueda de nuevos tipos de cabecera para las plantas basilicales.
  • Iglesias cruciformes: estructura de cruz griega. Se puede considerar que en este diseño de planta los arquitectos visigodos encontraron la solución a todos sus intentos de transformar la forma de sus iglesias, al menos de las situadas fuera de las ciudades principales, sustituyendo la planta basilical a la que habían intentado añadir diversas formas de cabecera, por la planta en forma de cruz, que posteriormente se extendió por toda Europa con el arte románico. Las plantas terminarán siendo de cruz latina, con la nave de crucero de la misma altura que la principal y torre de crucero sobre la intersección de ambos. Las cubiertas son ya normalmente a base de bóvedas de cañón sobre arcos de herradura y parece bastante común la existencia de un ábside exterior en el testero, siempre orientado al este, y un pórtico en el costado oeste protegiendo la puerta principal.


Aunque tampoco son factores determinantes ante las lagunas existentes. Piensen que los templos de las grandes ciudades, los más elegantes y mejor construidos, con las innovaciones del periodo, han desaparecido bajo el peso de los siglos y la evolución de las ciudades.

Orientación de Santa María de Mijangos

Pero nos sirven para situarnos. El templo que analizaremos está a un kilometro del pueblo de Mijangos, en el término denominado "La Tirsa" o "San Román". En la parte central de la cuenca del Nela-Trueba. Su fecha es conocida gracias a Secundino Rozas que encontró una piedra en la que se hace constar la fecha de la consagración del templo. Si desean verla deben acercarse al alcázar de Medina de Pomar.

Por otro lado, carecemos de toda información documental sobre el Locus, monasterio o lo que sea. En un entorno de 5 km constan restos de procedencia visigótica: el monasterio de San Juan de la Hoz de Cillaperlata, el conjunto de Tartalés de Cilla, la fortaleza de Tedeja, eremitorios rupestres y la desaparecida ermita de San Fermín.

Santa María de Mijangos (Detalle)

Se excavó a partir de 1990 bajo la dirección del profesor Lecanda (un mínimo de cuatro campañas). Tenemos un yacimiento complejo con, al menos, dos fases constructivas y de ocupación. Hay un importante edificio religioso, un gran circuito sepulcral y un posible núcleo habitacional, pequeño y rupestre. Actualmente el lugar está vallado pero, desde fuera, puede verse claramente el contorno y formas de la edificación.

Dicho profesor ha hecho un minucioso estudio epigráfico de la misma y nos ofrece la siguiente transcripción:

CONSACRATUS EST
(LO)CUS S(AN)C(TA)E MARIAE
(P)ONTIFICE ASTERIO
SUB D(IE) PRI(DIE) NON(A)S M(A)IAS
XVI GLO(RIOSI) DOM(I)NI N(0)S(TRI) RECCA(REDI).

"Fue consagrado (este) lugar de Santa María por el pontífice Asterio el día seis de mayo, (en el año) decimosexto de nuestro glorioso señor Recaredo". Parte del lado izquierdo de la piedra se ha perdido, al parecer a consecuencia de algún golpe; lo cual dificulta la lectura del inicio de las cinco líneas de la inscripción. Aunque no es probable que lo perdido afecte a la lectura propuesta, cabe abrigar dudas acerca de la fecha. ¿Por qué? La X inicial de la última línea parece de incisión distinta al resto del grupo y pudiera no ser original. Y es que el año decimosexto del reinado de Recaredo, el 601, es muy dudoso que viviera Asterio, el obispo consagrante.

Croquis de Santa María de Mijangos

Asterio de Oca firmó las actas del III concilio de Toledo (589) y tomó parte en otra reunión de obispos, que también tuvo lugar en Toledo el 597. A partir de esta fecha no se vuelve a tener noticia de él. Es cierto que no contamos con documentación segura que nos permita establecer la serie primitiva de los obispos de Oca y concretamente la fecha de la muerte de Asterio, ni siquiera el nombre de su inmediato sucesor, pero sí sabemos que firmó las actas del concilio del 589 en el vigésimo nono lugar y que, por tanto, precedía a 34 obispos más jóvenes que él; lo cual quiere decir que era un anciano. Amén de que la legislación eclesiástica de la época no permitía la ordenación de obispos jóvenes.


Aún viviendo en el 601, sería difícil que estuviera en condiciones de acudir hasta Mijangos a consagrar Santa María. Otrosí, la consagración de iglesias eran en domingo y excepcionalmente en sábado. El 6 de mayo de 601 no fue domingo. Sí lo fue diez años antes, el 591. Esta fecha nos colocaría dos años después de que Recaredo proclamara la religión católica como religión oficial del reino visigodo. En resumen: todo encaja si la mencionada X no forma parte de la inscripción inicial, que se leería: VI GLORIOSI...

Curiosamente, si se acepta la fecha del 591, el asentamiento seguiría siendo arriano hasta que, al ser consagrado por el obispo Asterio, pasaría, como sucedió en otros lugares, a ser católico y dedicado a Santa María. Tendríamos así una maniobra política disfrazada de acto religioso.

Zona del Contra-ábside

Hay que subrayar que no se habla de la consagración de una iglesia, sino de un "lugar". El término locus, en el latín de la época, equivale con frecuencia a "monasterio", en especial en zonas aisladas, que incluye una iglesia pero abarca todo un conjunto de edificaciones monásticas anejas, hoy desaparecidas, y cuya falta nos descontextualiza la iglesia. Para Pastor Díaz de Garayo el término "locum" aparece como un espacio (territorio de una aldea o villa) perfectamente definido y jerarquizado, donde se ubican una serie de bienes que pueden ser individualizados (edificios, viñas), pero también es un distrito, el marco territorial donde se conceden derecho de aprovechamiento y uso de espacios silvo-ganaderos, así como el ejercicio de unas funciones jurisdiccionales no definidas.

Y el nuestro, a juzgar por la calidad de la construcción, de mampostería, y por su modesta amplitud, se trataría de un pequeño monasterio altomedieval. Pero suficiente como marcador de la presencia de élites aristocráticas en la cuenca del Ebro. La mayor parte de estas iglesias tendrían principalmente un carácter funerario. Estas iglesias aristocráticas fueron objeto de disputa con las autoridades diocesanas que pretendieron, sin demasiado éxito, integrarlas en una política territorial más amplia.

Recreación que ofrecía en Centro de Interpretación de La Horadada

En este encuadre colocamos a nuestro yacimiento de la iglesia de Santa María de Mijangos. Es un edificio rectangular (20m por 8`5m) rematado por un ábside de herradura y dotado de una piscina bautismal al sur de la cabecera. Hemos dicho que fue una fundación del siglo VI ( quizá habría una primera fase del siglo V) posteriormente reformada mediante la construcción de contra-ábside y otras pequeñas reformas. En el entorno se documentaron espacios domésticos (que no se han excavado) y un amplio cementerio. En este cementerio se han hallado tumbas excavadas en roca, tumbas de lajas y sarcófagos, aunque no parece que pueda hablarse de un espacio funerario privilegiado o diferenciado.


Volviendo al templo, trabajando el periodo premusulmán, vemos un edificio de gran porte que no se corresponde exactamente con las características arquitectónicas visigodas que al menos procede del 640. Construido con mampostería de material autóctono, reutilizó algunos materiales romanos, y procuró dotar al conjunto de cierta relevancia. A juzgar por los restos de toba tallada a modo de ladrillo de plementería, debió tener zonas abovedadas y, a la luz de los fragmentos de fustes de columnas hallados, contar con arcos tectónicos.

Esta iglesia atendería a un importante grupo de feligreses, dado el nivel inferior de la necrópolis meridional, que no es, por otra parte, la única, y responder ya a criterios puramente católicos -no arrianos- dada la inexistencia de ajuares. Y eso dificulta, en esta primera etapa de ocupación, determinar la existencia de grupos sociales diferenciados económica y funcionalmente. Un par de tumbas de adulto, una de ellas al menos de hombre, se salvan de esta indeterminación al estar en el interior del templo, en un espacio específicamente destinado a tal efecto: el contra-ábside, elemento de tradición tardorromana -paleocristiana- y de procedencia norteafricana. El Carbono 14 data las tumbas a mediados del siglo VII. Son simples tumbas de lajas pero podrían ser de personajes importantes. ¿Jerarcas religiosos? ¿Santos o mártires? No lo podemos saber.

Tumba del Contra-ábside

El siguiente estrato investigado aparece con la invasión musulmana que no afectó a la evolución social preexistente. Los centros religiosos acumularán documentación, mucha de ella contratos y compraventas de tierras. Son pequeños, poco normalizados, de carácter particular o propio, muy identificadas con el nivel de desarrollo socioeconómico de sus convecinos y con su nivel de articulación social.  

Santa María de Mijangos, producto de la etapa anterior, que respondía a unos intereses políticos muy concretos, decae al desaparecer la estructura que la mantenía. Aguanta hasta cerca del 800 cuando experimenta un corto período de ruina y abandono. No hay rastros de destrucción violenta, pero el nivel inferior de enterramiento se practica sobre un estrato de derrumbes nivelados y sin invadir, en ningún caso, el interior de la iglesia, lo que indica que no perdió su significado, función y, sacralidad, posiblemente por lo corto del paréntesis.


En este "segundo" Mijangos se destacan dos sepulturas, tanto por su tipología como por sus ubicación, al margen de las anteriores, situadas en el interior del contra-ábside. Éstas dos son sarcófagos exentos, de material pétreo, decorado uno de ellos, y situados a ambos lados del contra-ábside, pero por el exterior del mismo. Era una forma de resaltar a dos individuos que en vida fueron poderosos. Lo marcan tanto el tipo de sepultura como el lugar: el contra-ábside (ubicación tradicional de santos, mártires y reliquias). Una de ellas está datada diciéndonos que en 710 el centro funcionaba. Quien allí descansó en paz fue una mujer, joven. El nivel estratigráfico en que ha sido depositado el sarcófago es limpio, no como en las sepulturas datadas en la segunda mitad del siglo, que se practican sobre un nivel de materiales de derrumbe.

Tumba externa al contra-ábside

La Iglesia se rehabilitó, por eso hemos convenido en denominarla segunda fase, técnicamente con principios y materiales muy similares pero con planteamientos arquitectónicos y estéticos distintos de los anteriores (y aún así muy peculiares por su fuerte tradición visigótica) pues denotan influjo asturiano, alfonsí concretamente (Alfonso II, 791-842). Este fenómeno lo tenemos datado por carbono 14 a partir de la segunda mitad del siglo VIII coincidiendo con esa repoblación asturiana de las que nos hablan las crónicas. Posiblemente prevalecen, otra vez, criterios políticos encaminados a favorecer la articulación social interna y que ésta permita aunar ambas agrupaciones regionales.

A este momento parece corresponder la cabecera de Santa María, tripartita, con testero recto al exterior, y elevada respecto a la nave por el interior. Otros datos, de menor vistosidad pero no menor trascendencia arqueológica, también parecen indicarnos esta reforma: el desajuste respecto al eje de simetría del embaldosado del suelo con la nueva cabecera, o del contra-ábside respecto al santuario central de la cabecera o la reconstrucción del muro meridional de la nave y, posiblemente, del pórtico al mediodía. La mayor parte del material cerámico rescatado es de esta época amplia entre el siglo VIII y el X.

Ábside

Pero Mijangos, aún a pesar de ser un centro religioso de tradición para esta comarca en estos siglos, e incluso arquitectónicamente un edificio de gran porte, emblemático y de vanguardia, no aparecerá en la documentación de la época. Es más, cuando se restaure la sede de Oca, año 844, se optará por el monasterio de Santa María de Valpuesta, situado enfrente, en la otra vertiente del mismo valle. Esta mixtura de iglesia secular y regular, de viejas formas y nuevas realidades, dotará de viabilidad al nuevo proyecto episcopal. Parece que no se quería reconstruir una iglesia anterior al nuevo poder.


La parte final de Santa María de Mijangos se encuadra en el periodo que va del 850 al 912 con la reconquista hasta la línea del Duero. Un hito sería la razzia del 865 pero no encontramos restos de destrucción violenta en Santa María de Mijangos. Pero sí entra en una nueva fase de abandono. Las últimas dataciones practicadas sobre sepulturas del nivel superior de enterramientos de la necrópolis meridional, nos hablan de estas misma fechas: 860 (como las demás del carbono 14 con una horquilla de +/- 50 años). Puede que haya otras posteriores pero, arqueológicamente hablando, este nivel sepulcral está sellado por un derrumbe de la mayor parte del edificio. No se invade su espacio interno lo que parece hablarnos de un respeto extraño de explicar en tales circunstancias, a no ser por el mantenimiento de un pequeño oratorio en el lugar o bien por el abandono general de este emplazamiento en pos de uno más cómodo y productivo en el valle.


Lo cierto es que alguna estructura debió permanecer en pie, porque finalmente todo el yacimiento, necrópolis meridional incluida, fue cubierto y sellado totalmente por un potente estrato compuesto mayoritariamente de material constructivo. desconocemos la fecha exacta pero debe ser anterior a los años finales del siglo XII en el más tardío de los casos, puesto que al comenzar la decimotercera centuria el rey Alfonso VIII concede fuero a la villa de Mijangos, con lo que el poblamiento disperso pasaría a aglutinarse allí.

Bibliografía:

NOTAS SOBRE LA HISTORIA DE MIJANGOS. Nicolás López Martínez.
ARQUEOLOGÍA DE LA ALTA EDAD MEDIA EN EL CANTÁBRICO ORIENTAL. Juan Antonio Quirós Castillo (Coord.)
"Las bóvedas altomedievales en la Península Ibérica" María de los Ángeles Utrero Agudo.
"DE LA TARDOANTIGÜEDAD A LA PLENA EDAD MEDIA EN CASTILLA A LA LUZ DE LA ARQUEOLOGÍA" José Ángel Lecanda Esteban.
"Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y económico desde la antigüedad a la edad media" María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
Arakitos Arqueólogos.






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