Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


martes, 9 de julio de 2013

Dos brigantes frente a frente: Espoz (y Mina) ante Longa.

Trataremos hoy de la vida de dos miembros de las “fuerzas irregulares Patriotas” de la guerra de la independencia que tuvieron una “reunión en la cumbre” en Villarcayo. ¿Para conjuntar estrategias? ¿Para charlar y jugar al Mús? ¿Para darse pellizcos de monja?

El día 4 de Julio Espoz y Mina se traslada del teatro de operaciones navarro a nuestra tierra. En sus memorias indica que cruzó la provincia de Álava hasta Villarcayo solo con el objeto de entrevistarse con el comandante Longa, que recorría la Vizcaya. (Aquí fallan los recuerdos de don Francisco porque el área de actuación de Longa era la meseta norte y tampoco recuerda bien la ruta).

Fachada antiguo ayuntamiento de Villarcayo


Esta marcha dio lugar a mil conjeturas entre los franceses, y el conde Dorsène, gobernador de Burgos, escribía el 9 de julio al mariscal Bessières, diciendo:

“Tengo el honor de dar cuenta á V. E. de que Mina ha entrado el 4 de este mes en la provincia de Burgos, y que el 5 llegó á Villarcayo, acompañado de trescientos hombres de caballería, y que ha encontrado reunidas todas las guerrillas de Longa, Cuevillas y Salazar, que le han hecho todos los honores. Ha pasado revista á todas estas cuadrillas, é inmediatamente se ha dirigido con Longa á Medina, donde ha visitado menudamente los carruajes y bestias de carga, que están allí en número de mil. La aparición de Mina en el quinto gobierno hace decir que tiene órdenes de la Junta para reunir en él todas las guerrillas. Se ha puesto también en comunicación con el Marquesito.”

Aunque la versión que recoge Manuel López rojo en su libro “Villarcayo, capital de las Merindades” refiere: “Los partes que han dado esta mañana mis emisarios me confirman que Mina, perseguido a todo trance en Navarra, no ha tomado el partido de venir a Villarcayo sino a descansar. Ha sido herido de bala en un brazo en la última acción”.

Probablemente esta descripción sea la más acertada y las memorias de Espoz y Mina suavizasen un alejamiento para reponerse de una herida y descansar en zona segura convirtiéndolo en una necesidad del mando. Puede ser también que buscase eclipsar la estrella del otro gran guerrillero del norte. No olvidemos que, como contaré más abajo, Francisco Espoz parecía necesitar la fama.

De hecho, deja ver su nula jurisdicción cuando transfiere a Longa la responsabilidad sobre unos presos, con una mujer que los mandaba, llamada Martina, y que se ocupaban en robar y asesinar en las provincias de Álava y Vizcaya bajo del título de partidarios. Piensen que era un soldado duro a la hora de aplicar castigos. Esta dama, Martina Ibaibarriaga, salvará su vida, se integrará en las huestes de Longa y tras casarse con el Teniente Feliz Asenjo se trasladará a vivir a la ciudad natal de este: Oña.


Arquetipos de Guerrilleros Guerra de la Independencia (1808-1814)


Los mismos soldados le presentaron la correspondencia interceptada, entre la que destaca en sus memorias el oficio dirigido al general Doumonstier por el comisario de la policía de Vitoria, Garrido. Este oficio nos sirve para destacar el término con que se referían los franceses a los guerrilleros:

“El general Caffarelly, luego que salió de Elordia, fue a Pamplona, de donde salió con el general Reylie á perseguir á Mina. El último de estos generales batió y dispersó a los brigantes en el Carrascal, mató cuarenta y seis, é hizo prisioneros ochenta y seis. Después de esta acción no ha habido otra: sí m b uchos de sus destacamentos han entrado en Álava y han sido dueños de Santa Cruz de Campezu, hasta la Borunda, mientras que los generales recoman la Navarra. El miércoles pasado estaba Mina en Maestu con dos mil hombres, y allí ha estado hasta el 5. Anda rodando por todos los confines de Álava y Navarra Don Sebastian Fernández (alias Dos Pelos) con doscientos partidarios”.


Coracero Imperio Francés.


Pero el encuentro en Villarcayo, que nos sirve como escusa para contar la vida de estos militares, contiene otro punto para el morbo: Su alejamiento en cuanto a la visión política para el futuro de España. Espoz y Mina era liberal y Longa Absolutista (Y Cuevillas), lo que les impedirá coexistir en cuanto a cabe la guerra. Si uno estaba en el poder, el otro en el exilio.


Francisco Espoz y Mina o Francisco Espoz Ilundain (1781-1836).



Miembro de una humilde familia campesina, con motivo de la invasión napoleónica de 1808 dejó el campo por la milicia, enrolándose en el destacamento del inglés Doyle y marchando al frente de Jaca. Tras la capitulación de esta se incorporó al “Corso terrestre de Navarra” a las órdenes de su sobrino Francisco Javier Mina, alias “Mina el joven”. Era el año de 1809.

Capturado su sobrino en 1810, asciende al mando de los guerrilleros, de todos los guerrilleros de Navarra y adoptó el segundo apellido de su sobrino para empaparse del prestigio adquirido por este. Sobresalió por su habilidad y conocimiento del terreno y, también, por su crueldad. Mandó el cuerpo de ejército de Navarra, siendo conocido en esta época como el Pequeño Rey de Navarra.

Entre 1810 y 1813, con un ejército de unos 3.000 hombres, atacó a los franceses en Navarra, Aragón, Castilla y Guipúzcoa, siempre victorioso. Ante ello, el general Honoré Reille intentó paralizarlo con un ejército diez veces superior, sin conseguirlo. Así, la Junta de Regencia le otorgó múltiples condecoraciones, nombrándole sucesivamente coronel, general, mariscal de campo y jefe de su brigada (1812).

Finalizada la guerra con la vuelta de Fernando VII, se opuso a la disolución de la guerrilla, colocándose de parte de la causa liberal (que mantendría hasta su muerte). Encabezó una conspiración en Pamplona (1814), en un intento fallido de proclamar la Constitución de 1812. Con el fracaso de la intentona se ganó el exilio.

En 1816 participó en la Conspiración del Triángulo junto con Rafael de Riego , Juan Díaz Porlier y Luis Lacy y Gautier, que tenía como objetivo secuestrar al Rey para obligarle a jurar la Constitución de Cádiz. Este hecho es el antecedente inmediato del alzamiento del coronel Riego en 1820.



Con el triunfo de Riego regresó a Navarra y proclamó la Constitución en Santesteban, siendo nombrado capitán general de Navarra y Cataluña. Fue comandante general de Galicia (1821) y destituido. En 1822, en plena lucha entre absolutistas y liberales, fue enviado a Cataluña, donde llevó a cabo una campaña que le permitió limpiar la región de partidas realistas en el espacio de seis meses. Arrasó la población de Castellfullit de Riubregós y tomó la población de Seo de Urgel, acciones por las que fue ascendido a Teniente General y condecorado con la Cruz de San Fernando.

Fue uno de los pocos generales que hizo frente a Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema cuando entró en España al frente de los "Cien Mil Hijos de San Luis" para restaurar el régimen absolutista de Fernando VII. Tuvo que capitular en noviembre de 1823, huyendo a Inglaterra para instalarse después en París. Desde allí trató de conseguir ayuda del gobierno francés de Luis Felipe I de Orleans para restablecer en España la Constitución liberal.

Siguiendo el estilo del siglo XIX, prosiguió con sus asonadas y, así, el 18 de noviembre de 1830 intentó una penetración por las provincias Vascongadas contra el régimen pero ante la natural falta de entusiasmo liberal de los vascos (Un error de previsión como otro cualquiera) retornó a Francia.

Regresó mediante la amnistia de la Reina Regente y su gobierno le reconoció su graduación militar, nombrándole virrey de Navarra (1834-1836) y confiándole el mando de la lucha en el Norte contra los carlistas. Se enfrentó sin éxito a Zumalacárregui, siendo derrotado varias veces. Dimitió. Ese Octubre el gobierno Isabelino le nombró capitán general de Cataluña (1835-1836), donde obtuvo algunos éxitos contra los rebrotes carlistas y acrecentó su fama de duro al fusilar a la madre del militar carlista Ramón Cabrera, hecho que provocó la repulsa general. Tras una breve campaña por Lérida y Tarragona dimitió 1 de abril de 1836. Ese año murió en Barcelona mientras preparaba su salida voluntaria a Francia, siendo enterrado en una suntuosa ceremonia fúnebre. Está enterrado en un mausoleo situado en el claustro de la catedral de Pamplona.

Su viuda, Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina, fue nombrada ayuda personal de la reina Isabel II durante la Regencia de Espartero y se encargó de mantener vivo el recuerdo de su marido hasta su muerte en 1872. Publicó las memorias de su esposo, tituladas Memorias del General Don Francisco Espoz y Mina.


Francisco Tomás de Anchía y Urquiza. (Longa)
 
Nació el 10 de abril de 1783 en el caserío Longa de Mallavia (Vizcaya), por lo que fue apodado Longa. Durante la guerra recibirá,además, el apodo de "Vrigantia", que ha creado alguna confusión en torno a sus apellidos. Para algunos autores, como Carmen Gómez, sería la deformación del término "brigand" (bandolero), con el que las autoridades de José I desacreditaban a los insurrectos contra su autoridad.

Desde muy joven vivió en La Puebla de Arganzón, Condado de Treviño (Burgos) donde trabajó como aprendiz de herrero, llegando a casarse con la hija de su patrón y adquiriendo así una buena herrería. El Nacionalismo Vasco ha “tuneado” su biografía y la geografía indicando que Treviño no es burgalés y que principalmente luchó en Álava y con alaveses (Auñamendi Eusko Entziklopedia). De hecho, algún autor le coloca estudiando Humanidades en la villa de Marquina, pasando al servicio de Miguel Andrés de Barroeta y Mugartegui, señor de la torre de este nombre, donde se hallaría Longa cuando llegaron a Vizcaya las primeras tropas francesas. Y los cien de su partida serían todo de Marquina. Creando la duda de porqué se fue a Burgos y Álava a guerrear y el nombre de su unidad. (Todo sea por…)

Retomemos la línea general, en 1809 se puso al frente de una partida de 100 hombres de gran combatividad con la que se dedicó a la guerrilla en tierras de Burgos, Álava y aledaños, uniendo sus fuerzas a menudo a la partida de Abecia. Para ello se acogió a las patentes de corso terrestre otorgadas por las juntas de defensa patriótica. La suya será "Corso Terrestre de Voluntarios de Castilla", al estar integrada esa primera partida de Longa por voluntarios procedentes de la zona del Ebro.


Miembros de partidas guerrilleras (1808-1814)

Tenía por entonces 26 años. Estos dos contingentes formaban una temible fuerza sorpresiva que emboscaba ya en puertos como el de Descarga, ya en Pancorbo, en Orduña o en Valdeajos. Se dejaban caer por sorpresa sobre los convoyes napoleónicos exterminando a sus componentes y llevándose el correo o los avituallamientos.

Poco a poco fue incrementando sus fuerzas hasta crear una verdadera unidad militar, la División de Iberia destinada a actuar desde los confines de la provincia de Palencia, el camino real de Burgos, los límites de Álava y Vizcaya, la provincia de Santander hasta el valle de Mena, Tudela y el partido riojano de Santo Domingo de la Calzada y, más adelante, las Encartaciones vizcaínas.

En Las Merindades podemos destacar las acciones del 6 de abril de 1810, donde causó unas 50 bajas a los franceses en El Almiñé y, con su presencia, evitó las requisas en pueblos como Frías, Espejo, Villalba, Berberana y el Valle de Mena.

Lancero de la Guardia Imperial Francesa 

El 30 de enero de 1811 fue atacado por un regimiento de lanceros en Villarcayo. En la refriega los franceses dejaron 23 muertos y 38 heridos, lo que no les impidió perseguir a Longa hasta Incinillas. Es allí donde, quizá gracias a una orografía favorable a las emboscadas, los gabachos fueron derrotados dejando 33 muertos más.

En 1812, siendo ya Coronel, se apodera de Castro Urdiales tras derrotar a los imperiales en Cubo y Miranda. Algo más tarde los sorprende en el valle del Sedano derrotándolos tras la muerte de Fromant y Bremont, general y coronel respectivamente.

Buena prueba, en cualquier caso, de la eficacia con la que desarrolla desde ese momento su actividad como comandante de partida, es que su cabeza será puesta a precio por el general Kellermann en la elevada cantidad de 5.000 duros, como nos recuerda Pardo de Santayana. Ese mismo autor nos indica que Longa es, además, uno de los pocos comandantes de guerrilla que logra consolidar sus fuerzas durante el crítico año 1810-1811, en el que muchas de ellas desaparecen por su escasa operatividad, su mala organización y su reducido número, que acaba por asimilarlas efectivamente a las simples bandas de salteadores con las que la propaganda napoleónica trata de identificarlas desde un principio.

Una eficacia como mando militar que se confirmará, como insiste Pardo de Santayana, en la última campaña dentro de la Península, antes de que las tropas aliadas penetren en territorio francés a través de los pasos del Bidasoa. Recibirá, en efecto, ascenso a general de brigada -recomendado por los generales Castaños y Mendizabal y elogiado por el propio Lord Wellington - por la notable participación de los Húsares de Iberia -bajo su mando directo- actuando como exploradores en el avance del ejército aliado sobre Vitoria en junio de 1813 y posteriormente destacándose en operaciones clave de la batalla de Vitoria.

Jinete Imperial (1809)

Una de ellas fue cortar la retirada al ejército francés hacia la carretera de Francia, obligándole a abandonar armas y bagajes y a huir por la ruta que llevaba hacia Pamplona. Por destacadas acciones militares, entre las que se encuentra su participación en la batalla de San Marcial, recibirá del rey la cruz de distinción del Séptimo Ejército. Una condecoración que sumará a la ya obtenida, de la misma clase, por su acción, más notable, en la batalla de Vitoria, donde se le recompensa también con un sable de honor regalado por Lord Wellington en nombre del príncipe regente de Inglaterra.

Longa, absolutista convencido fue altamente promocionado. Entre esas promociones obtenidas en los períodos de gobierno absolutista entre 1814 y 1820 y entre 1823 y 1831, destacan el nombramiento como juez de Contrabando en Bilbao, el de gobernador político y militar de Asturias y Santander, el de Capitán General de Castilla La Vieja y, hasta su muerte el de Capitán General de Valencia.

Siguiendo el estilo de la época, fue corrupto y ambicioso. Sorteó la justicia de la revolución de 1820 gracias al rey que se sirve de la reducida esfera de poder que aún le queda en el régimen constitucional vigente entre 1820 y 1823.

En 1813 es nombrado General, luego Mariscal de Campo y en 1825 Teniente General. Murió en 1831 a los 48 años de edad.

Bibliografía.

1808-1814.org
Villarcayo. Capital de la comarca de las Merindades. Manuel López Rojo.
Memorias de don Francisco Espoz y Mina.
Museo Zumalacárregui.
Biblioteca de Nueva York.

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