Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Quién es Bernardino V Fernández de Velasco?

Reconozco que siento debilidad por este personaje de nuestra historia. Don Bernardino Fernández de Velasco, “el último de los Velasco”. Y esto es así por las dispares biografías que he leído.




La primera y por la que me enternecí con el personaje fue la escrita por Ramón Hilario Rodríguez en su libro “Los Velasco” y luego, tras indagaciones diversas, otra en la que Bernardino es lo contrario a la primera y llega a presidente del gobierno con Isabel II.

Según Ramón Hilario nuestro hombre recibe lo títulos en 1804 de su padre Don Andrés López Pacheco y García de Velasco. Don Andrés era hijo de la hermana de Bernardino y Martín, los anteriores duques que murieron sin descendencia legítima. Disfrutará de sus posesiones bajo el nombre de Andrés Fernández de Velasco y fallecerá en 1811.

Bernardino (Madrid 1783/ Madrid 1851) décimo cuarto duque de Frías fue criado por su tío don Diego de Paula, el Lindo don Diego por sus gustos amatorios. Don Diego nunca fue mordido por la Inquisición al ser protegido de un miembro de la familia real que las malas lenguas decían su amante.

De elegancia extrema y apostura - Espigado, ojos claros, arrubiado y ligero bronceado – se le formó en la política, las bellas artes, la lengua francesa y el ejército. Era senador del reino y enemigo de la dinastía borbónica. La llegada de los Bonaparte le lanza al reformismo pero sin los “radicalismos” franceses ni el liberalismo gaditano.

Es del grupo de intelectuales que ve a José I Bonaparte como una oportunidad para España. Se declara Josefino. ¿Por qué? Por educación, por inquina y conocimiento de los Borbones o por intereses. Los Velasco son ahora nobleza de segundo orden con posesiones mermadas y la posible pérdida por el cambio de régimen sería compensada por las oportunidades del sistema del águila. Frente a esta visión tendremos a los liberales que crearán la constitución de 1812 y la iglesia y el pueblo llano que ven los cambios negativamente o, simplemente, que el legítimo rey es Fernando VII, el deseado, (La calle ya no recordaba al “amado” Carlos IV).

Pero estalla la guerra de la independencia y el duque de Frías se someterá a los mismos vaivenes que su monarca. Muestra de ello es el entierro de su padre, don Andrés: La mañana del 14 de Diciembre de 1811 y escoltado por granaderos Franceses… y sin la presencia de don Bernardino.

El último duque de Frías estará en Bayona (Francia) y ofrecerá a José I el cetro de España y las Indias en la ceremonia allá realizada, ante los Borbones Fernando y Carlos. Participó en la redacción del estatuto de Bayona, la carta otorgada –que no constitución - por el nuevo rey el 7 de julio de 1808. Bernardino recibirá arrodillado el estatuto de Bayona, grita “Viva José I de España” y es abrazado por Napoleón Bonaparte.
 
La elección parecía la acertada: Bernardino es nombrado Canciller y por influencia de Godoy, nombra como asistente personal y secretario personal del Canciller Velasco a don Luis de Grajal y Villegas, Conde de Toranzo quien se acogió al perdón de Fernando VII y vuelto a España fue fusilado en las afueras de Madrid el 20 de junio de 1816.

José I descubre donde se ha metido, el poco apoyo social que tiene y el rechazo del clero y la alta nobleza. Ni decretos de amnistía, ni la llegada de más soldados franceses reducirán los problemas de la nueva dinastía. Dos legislaturas bonapartistas vieron los españoles.

El canciller presenta un gobierno al nuevo rey en julio de 1808. Son nueve ministros y entre los colaboradores de Fernández de Velasco tenemos: Moratín, Jovellanos, Ingunza e Irureta. Bernardino diseña un nuevo Madrid, construye ministerios, iglesias, actualiza las normas fiscales y sociales y se aprueba un nuevo compendio de derechos ciudadanos.

Además se abolieron los señoríos, se crearon hospitales públicos, se prohibieron los enterramientos en las iglesias y se crearon cementerios civiles… ¡El Felón no se atrevió a abolir estas medidas!

Nuestro primer ministro de José I se retirará con su gabinete y su rey al norte tras la derrota de Bailén y no regresarán hasta que Napoleón entre en Madrid. Pero nada será igual, día a día comprueba lo inviable de su gestión y el rechazo de leyes y decretos por un pueblo inculto y manipulado aunque aún tiene tiempo de escribir su famoso “Lamento por la esposa muerta” y “Llanto del Proscrito”.

Todo está perdido para el XIV duque de Frías. Ha pasado la frontera con su rey. Fernando VII expropia todos los títulos y posesiones de la familia y condena a muerte a Bernardino Fernández de Velasco. Pero la venganza de sus odiados Borbones le alcanza.

Con la Marcha del Duque de Frías sus posesiones en Medina de Pomar son saqueadas así como destrozadas esculturas de los Velasco.

En París fue acogido por los Bonaparte y reside en el palacio de Saint Marie, en el barrio de los Inválidos pero Luis XVIII le deja en la indigencia. Mantendrá el cariño de José Bonaparte como refleja su relación epistolar.

Velasco se niega a acogerse a las medidas de Fernando VII, El rey felón, redactadas en el tratado de Calencay, salvando su vida, y redacta el ya citado “Llanto del proscrito”.

La vida amorosa de don Bernardino fue cuanto menos animada casándose primero con Ana de Silva y Waldstein, de la que se divorcia (¿?), luego Con María de la Piedad Roca de Togores, de la que tiene a su hijo Bernardino que fallece de niño, y finamente con Ana Jaspe y Macías de la que nacerá su hija Valentina. Con ella transitará el exilio y la miseria.

Por decreto de Espartero en 1849 se le autoriza a volver a España muriendo en 1851 y su hija en 1852. La muerte de la chica, con 18 años, no está clara: para unos fue suicidio y para otros murió de inanición.

La otra biografía que conozco cuenta una historia dispar:

Fuentes:

  • DD.AA.: Enciclopedia de Historia de España, vol IV (Diccionario biográfico). (1991). Madrid: Alianza Editorial. 910 pp
  • Historia de España de Salvat
  • Archivos históricos de España.

Bernardino Fernández de Velasco y Benavides, XIV Duque de Frías, IX Duque de Uceda, XI Conde de Peñaranda y XII Marqués de Frechilla y Villarramiel. (Madrid, 1783-1851). Político, militar, diplomático y escritor español, senador por la provincia de León.

Hijo del bonapartista XIII Duque de Frías, conocido como Diego Fernández de Velasco, muerto en el exilio en Francia en 1811. Ingresó hacia 1796 en la guardia Valona con apenas 13 años, siendo teniente a los 19 (1802) Destinado en 1808 en Portugal con el ejército francés, parece que desertó para unirse a la resistencia española durante la Guerra de la Independencia, a diferencia de su padre, Diego Fernández de Velasco, XIII Duque de Frías, notorio afrancesado que participó en la comisión redactora de la Constitución de Bayona. (A diferencia de lo indicado por don Ramón Hilario).

Al regreso de Fernando VII en 1814 y ya con el grado de Coronel recomendó a este que jurase la Constitución de 1812 y no hiciera caso de los absolutistas cuando se hizo público el Manifiesto de los Persas. Hay constancia de la oferta del XIV duque de Frías ofreciendo 1.000 doblones para las tropas que recibirán a Fernando VII.

Regresa en 1820 a la vida política activa con el Trienio liberal. Militó en el grupo moderado de los Anilleros y fue embajador en Londres y consejero de Estado.

Con la restauración del absolutismo en 1823, hubo de exiliarse a Montpellier hasta que en 1828 regresó a España. Fue Miembro del Estamento de Próceres en las Cortes de 1834 a 1836.

Francisco Martínez de la Rosa lo envió a París para obtener el apoyo francés durante la Primera Guerra Carlista, interviniendo en las negociaciones para la firma de la Cuádruple Alianza y el envío de la Legión Extranjera.

En 1838 fue elegido senador por León, donde era terrateniente. El 6 de septiembre de ese año fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros en sustitución del conde de Ofalia. Trató sin éxito de negociar con las potencias absolutistas del Norte (Austria, Prusia y Rusia) para que retirasen su apoyo a los carlistas, que apoyaban al hermano de Frenando VII, Carlos María Isidro.

En política interior, sus intentos de reconciliación chocaron de inmediato con los intereses de las distintas facciones políticas y del ejército. Se vio desbordado por la pugna por el poder entre Narváez y Espartero. Si bien logró dominar la insurrección de Luis Fernández de Córdoba en Sevilla, fue incapaz de hacer frente a la oposición en las Cortes y se vio obligado a dimitir el 8 de diciembre de 1838.

En 1845 regresó de nuevo a la actividad política como senador vitalicio, si bien consagró su tiempo a la literatura, ingresando en la Real Academia Española en 1847. Como poeta lírico de mediana importancia, siguió las huellas de Juan Nicasio Gallego, con quien le unía una estrecha amistad. La Academia editó sus Obras poéticas en 1857, con prólogo del duque de Rivas. En dicha publicación se ofrece una reseña biográfica donde señalan que le sobrevive viuda y herederos. Comentan también los editores que su primera mujer, María Ana de Silva, fallece que luego casa con María de la Piedad Roca de Togores, de la que tiene a su hijo Bernardino que fallece de niño, y la Duquesa de Uceda Bernardina María Fernández de Velasco Pacheco Téllez-Girón y Roca de Togores (Casada con Tirso Téllez Girón) y finamente con Ana Jaspe y Macías. De esta última recibirá dos Hijos Don José que hereda título de duque de Frías y la condesa de Peñaranda: Ana Valentina.

Sus tumbas se encuentran en Medina de Pomar y los títulos que contiene no coinciden con lo que podríamos definir como un proscrito, exiliado sin recursos desde los treinta años.

He hallado múltiples documentos que apoyan esta segunda versión (Salvo existencia de personas coincidentes en nombre y fecha de nacimiento pero trayectoria vital dispar). Uno de ellos es la referencia a la disputa por el marquesado de Villena donde aparece Diego Fernández de Velasco y su hijo:
“El título de Marqués de Villena es concedido en 1445 por Enrique IV a Don Juan Pacheco, I Duque de Escalona, I Conde de Xiquena y Gran Maestre de la Orden de Santiago, quien fue acumulando a lo largo de su vida un importante número de títulos y señoríos. Con todo ello pudo formar instituir tres mayorazgos, el primero de los cuales, junto con el título de Villena, se funda a favor de su primogénito Diego López Pacheco. Sin embargo, las actuaciones políticas de padre e hijo durante le final del reinado de Enrique IV y la guerra de sucesión de Castilla, afectaron a la composición de este gran señorío. En 1480 un acuerdo entre los Reyes Católicos y Diego López Pacheco dejó definitivamente conformado el señorío que incluía así el ducado de Escalona, los condados de San Esteban de Gormaz y Xiquena, el marquesado de Belmonte, los señoríos de Alarcón, Jorquera -con el puerto seco de Alcalá del Río Júcar- Castillo de Garcimuñoz, Tolox. Monda, Serón y Tijola, además de importantes rentas. En 1798, a la muerte sin hijos de Felipe López Pacheco, XII Marqués de Villena, le sucederá en el título su sobrino Diego Fernández de Velasco, XIII Duque de Frías, incorporándose así el marquesado de Villena a la Casa de Frías. A raíz de los pleitos derivados de la muerte de José Bernardino Fernández de Velasco Benavides, XIV Duque de Frías y Marqués de Villena, el título de Villena, junto con otros pasará a Francisco de Borja Téllez Girón Fernández de Velasco, separándose definitivamente de la Casa de Frías. En 1999 el marquesado de Villena se reunió con el ducado de Frías”

Pero entonces… ¿Quién es Diego, el padre de Bernardino?

Diego Pacheco Téllez-Girón Gómez de Sandoval- también llamado Diego Fernández de Velasco y Pacheco o Diego Pacheco Téllez Girón Fernández de Velasco y Enríquez- (1754 - 1811), XIII Duque de Frías, fue un aristócrata y político español, de los que en la Guerra de la Independencia Española optaron por el bando napoleónico. En 1792 fue designado para el influyente, por su cercanía al Monarca, cargo cortesano de Sumiller de Corps de Carlos IV, después, fue embajador en Portugal. A partir de 1808 ocupó altos cargos en la administración como Mayordomo mayor de José I Bonaparte. Fue uno de los principales agentes de la comisión redactora de la carta otorgada conocida como Constitución de Bayona, de 8 de julio de 1808.

Fue hijo de Andrés Manuel Alonso Téllez-Girón Pacheco y Toledo y María Portería Fernández de Velasco y Pacheco. Su madre era hija del Duque de Frías Bernardino IV Fernández de Velasco. Al ser mujer no podía heredar los títulos de su padre, por lo que sería Martín Fernández de Velasco y Pimentel, tío de esta, quien lo hiciera en 1771. Al fallecer Martín en 1776 sin descendencia, el siguiente en la rama sucesoria era el hijo de María, Diego, quien entonces se llamaba Diego López Pacheco Téllez-Girón, cambiando su nombre al recibir los títulos por el mencionado Diego Fernández de Velasco y Pacheco.  En 1783 tuvo con Doña Francisca de Paula de Benavides de Córdoba un hijo varón, que heredaría los apellidos originales de Diego, llamándose Bernardino Pacheco Téllez-Girón y Benavides, aunque al heredar los títulos tras la muerte de su padre también cambiaría su nombre, siendo conocido como Bernardino Fernández de Velasco y Pacheco (Bernardino V Fernández de Velasco).

Según unas versiones, falleció en el exilio en Francia. Según otras versiones halladas en el Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, se hallaba en París como embajador de Napoleón. Algunas fuentes dicen que se encuentra enterrado en el cementerio del Père-Lachaise de París y otras que fue trasladado a Medina desde Francia.

Vemos entonces que el Afrancesado es el antecesor de Bernardino V duque de Frías, que no murió en la indigencia en Francia y que su hija Valentina, probablemente, no murió de hambre y frío. De hecho su título pasó a su hermanastra.

Una pena, porque la romántica historia de destrucción nobiliaria es preciosa.

Y, por cierto, no fue el último de los Velasco.

Adjunto les ofrezco una serie de documentos de la época en que aparecen ambos y que ponen en duda la versión del autor de "Los Velasco":

Carta Diplomática del XII Duque de Frías, embajador de José I en Francia:




Declaración de traidores de los Ministros Josefinos, donde no aoparece el Duque de Frías:














3 comentarios:

  1. Mucho esfuerzo ha dedicado Vd. al "personaje" inventado por Ramón Hilario en su descabalada obra "Los Velasco..." trufada de inexactitudes, hilarantes (¿de Hilario?) reflexiones y de burdas tergiversaciones .Enfin, mejor que se dedique el Derecho y deje la Historia en paz.

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    1. Ante todo gracias por leer este blog, al menos la primera parte de este artículo.

      Sobre su respuesta puedo decirle que el Señor Ramón Hilario, entre otras cosas, confundió dos personajes, dejó volar la imaginación y dio un final operístico a los Velasco. Yo presento su versión, que tampoco comparto, de forma respetuosa y adjunto (con las fuentes) la versión más ajustada a la realidad.
      He conocido gente que había oído que los Velasco habían muerto pobres en Madrid y que muestra de ello era el abandono del Alcazar de Medina de Pomar por lo cual parecía un "personaje" sobre el que actuar.
      Finalmente, la frase con la que usted termina supongo que está escrita pensando en don Ramón Hilario y así lo entenderé.

      Reitero mi agradecimiento por su participación y espero continuar recibiendo sus comentarios.

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  2. Efectivamente, mi último comentario va dedicado al Sr. Hilario.

    Cuando ví el libro (bueno, los tres tomos) de "Los Velasco..." y aún conociendo la fértil imaginación de Ramón Hilario, pensé: ¡Coño¡, parece que alguien dedica tiempo y esfuerzo al tema, pero,¡ay¡ mi gozo en un pozo; Ramón Hilario desbarra, confunde, mal interpreta, imagina o , directamente, inventa. A cada tomo aparecido, me puse en contacto epistolar con él pero su soberbia parece que tampoco tiene límites. Como personaje pintoresco me parece un verdadero hallazgo. Pero basta acerca de éste caballero.
    Estoy interesado en el tema de los Velasco desde hace tiempo aunque he de decir que mis simpatías personales van a sus seculares enemigos los Salazar (especialmente al nunca bien ponderado "Brazo de Hierro").

    Es encomiable su esfuerzo en clarificar el personaje enmarañado por Ramón Hilario. Gente como Vd. hace falta.

    Saludos

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